Correr un maratón es un desafío emocionante que requiere no solo dedicación y disciplina, sino también una estrategia de entrenamiento bien planificada. Uno de los enfoques más efectivos para mejorar el rendimiento en carreras de larga distancia es el entrenamiento en altitud. Este tipo de entrenamiento se basa en la idea de que correr en elevaciones más altas puede aumentar la capacidad aeróbica y la resistencia, lo que se traduce en un mejor rendimiento en competiciones a nivel del mar. En este artículo, exploraremos cómo integrar el entrenamiento en altitud en un plan de maratón, así como sus beneficios y consideraciones.
El objetivo de esta guía es proporcionar un enfoque detallado y accesible sobre cómo planificar un entrenamiento para maratón que incorpore sesiones en altitud. Abordaremos desde los principios básicos del entrenamiento en altitud hasta la creación de un plan de entrenamiento específico, pasando por consejos prácticos para maximizar los beneficios de esta metodología. Ya seas un corredor experimentado o un principiante, esta guía te ayudará a entender cómo el entrenamiento en altitud puede ser un aliado poderoso en tu preparación para el maratón.
¿Qué es el entrenamiento en altitud?

El entrenamiento en altitud se refiere a la práctica de realizar actividades físicas en áreas elevadas, generalmente a más de 2,400 metros sobre el nivel del mar. A esta altitud, la presión atmosférica es menor y, como resultado, la cantidad de oxígeno disponible en el aire también disminuye. Esta reducción en la disponibilidad de oxígeno provoca que el cuerpo se adapte fisiológicamente, lo que puede resultar en mejoras en el rendimiento deportivo.
Cuando se entrena en altitud, el cuerpo comienza a producir más glóbulos rojos para compensar la menor cantidad de oxígeno. Este aumento en la producción de glóbulos rojos mejora la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno a los músculos, lo que es crucial para actividades de resistencia como el maratón. Además, el entrenamiento en altitud también puede aumentar la eficiencia del sistema cardiovascular y mejorar la capacidad aeróbica, lo que se traduce en un mejor rendimiento en carreras a nivel del mar.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los corredores se benefician de la misma manera del entrenamiento en altitud. Factores como la aclimatación, la duración del entrenamiento en altitud y la genética pueden influir en la efectividad de esta práctica. Por lo tanto, es esencial abordar el entrenamiento en altitud con un plan bien estructurado y personalizado.
Beneficios del entrenamiento en altitud
Los beneficios del entrenamiento en altitud son numerosos y bien documentados. Uno de los más destacados es el aumento en la producción de glóbulos rojos, como se mencionó anteriormente. Este aumento permite que los músculos reciban más oxígeno, lo que es fundamental para el rendimiento en carreras largas. Además, el entrenamiento en altitud también puede mejorar la capacidad pulmonar, lo que facilita la respiración y la oxigenación durante el ejercicio.
Otro beneficio significativo es el efecto positivo que tiene en la resistencia. Los corredores que entrenan en altitud suelen experimentar un aumento en su umbral anaeróbico, lo que les permite correr a ritmos más rápidos durante períodos prolongados sin fatigarse. Esto es especialmente importante en un maratón, donde mantener un ritmo constante es crucial para completar la carrera con éxito.
Además, el entrenamiento en altitud puede ayudar a los corredores a desarrollar una mayor mentalidad de resiliencia. Correr en condiciones de menor oxígeno puede ser un desafío físico y mental, y superar estas dificultades puede fortalecer la confianza y la determinación del corredor. Esta mentalidad es invaluable durante un maratón, donde los momentos de duda y fatiga son comunes.
Cómo planificar un entrenamiento en altitud para maratón

Planificar un entrenamiento en altitud para un maratón requiere de una estrategia clara y un enfoque gradual. Es recomendable comenzar con un período de aclimatación, que puede durar entre una y tres semanas, dependiendo de la altitud y la experiencia del corredor. Durante esta fase, es importante realizar entrenamientos de baja intensidad para permitir que el cuerpo se adapte a las condiciones de menor oxígeno. Esto puede incluir carreras suaves, ejercicios de fuerza y sesiones de estiramiento.
Una vez que el corredor se ha aclimatado, se puede comenzar a incorporar entrenamientos más intensos. Es recomendable realizar entrenamientos de intervalos y carreras largas en altitud, ya que estos son elementos clave para mejorar la resistencia y la velocidad. Por ejemplo, se pueden realizar series de 800 metros a un ritmo rápido, seguidas de períodos de recuperación, o carreras largas a un ritmo sostenido, aumentando gradualmente la distancia cada semana.
Además, es esencial llevar un control del ritmo cardíaco y la percepción del esfuerzo durante los entrenamientos en altitud. Esto ayudará a los corredores a entender mejor cómo responde su cuerpo y a ajustar la intensidad del entrenamiento según sea necesario. También es fundamental mantenerse bien hidratado y nutrido, ya que la deshidratación puede ser un problema en altitudes más elevadas.
Consideraciones importantes al entrenar en altitud
A pesar de los beneficios del entrenamiento en altitud, hay varias consideraciones que los corredores deben tener en cuenta. Primero, es importante recordar que la aclimatación puede variar de una persona a otra. Algunos corredores pueden adaptarse rápidamente, mientras que otros pueden necesitar más tiempo. Escuchar a tu cuerpo es crucial; si sientes síntomas de mal de altura, como mareos, náuseas o dolores de cabeza, es recomendable descender a una altitud más baja y descansar.
Otro aspecto a considerar es la duración del entrenamiento en altitud. La mayoría de los expertos sugieren que un período de entrenamiento en altitud de entre dos y cuatro semanas puede ser óptimo para obtener beneficios sin causar un exceso de estrés en el cuerpo. Después de este período, es recomendable regresar a entrenar a nivel del mar para mantener el rendimiento y evitar el riesgo de lesiones.
Finalmente, es esencial tener en cuenta la nutrición y la hidratación. La altitud puede afectar el apetito y la capacidad del cuerpo para absorber nutrientes, por lo que es fundamental asegurarse de consumir una dieta equilibrada y rica en carbohidratos, proteínas y grasas saludables. Además, mantenerse hidratado es clave para el rendimiento y la recuperación, así que asegúrate de beber suficiente agua antes, durante y después de tus entrenamientos.
Conclusión
El entrenamiento en altitud puede ser una herramienta poderosa para mejorar el rendimiento en maratones, siempre que se realice de manera planificada y consciente. Aumentar la producción de glóbulos rojos, mejorar la capacidad pulmonar y desarrollar una mentalidad resiliente son solo algunos de los beneficios que este tipo de entrenamiento puede ofrecer. Sin embargo, es esencial abordar esta práctica con una estrategia adecuada, teniendo en cuenta la aclimatación, la duración del entrenamiento y la nutrición.
Al integrar el entrenamiento en altitud en tu plan de maratón, estarás en el camino correcto para alcanzar tus objetivos de carrera. Con dedicación y un enfoque bien estructurado, podrás disfrutar de los beneficios de esta metodología y, con suerte, cruzar la línea de meta de tu maratón con una nueva marca personal. ¡Buena suerte en tu preparación!